«En una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario»
Me ha resultado curioso cómo, después de escribir dos artículos comparando la realidad actual con la novela 1984 de George Orwell, algunos amigos y seguidores en las redes sociales me echaban en cara que «en el mundo actual no estamos tan vigilados como en 1984 de George Orwell». Sin embargo, el espionaje del estado a la ciudadanía no es lo más importante de 1984. Pese a ser lo más famoso de la novela, supongo que por la televisión. Es el engaño, la manipulación de la verdad y la realidad, lo que representa el centro de 1984 de George Orwell.
Como muy bien describe Isaac Asimov en su crítica de 1984: «Orwell fue incapaz de imaginar computadoras o robots, si no habría puesto a todo el mundo bajo vigilancia artificial. Nuestras propias computadoras hacen hasta cierto punto eso en las oficinas de recaudación de impuestos»[1]. Por el contrario, en la novela dedica una amplia extensión a describir los cuatros ministerios, en especial el ministerio de la Verdad. En sí los cuatro ministerios son «el ministerio de la verdad, pues su nombre es justo lo contario de su función:
Ministerio del Amor (Miniluv en neolengua, traducido como Minimor): castigos, persecución política, tortura y prisiones políticas del Partido.
Ministerio de la Paz (Minipax) guerra y relaciones exteriores. Tanto en su aspecto «diplomático» como estratégico y operativo.
Ministerio de la Abundancia (Miniplenty o Minidancia) economía planificada. Con el objetivo de que la gente viva siempre al borde de la subsistencia por un duro racionamiento.
Ministerio de la Verdad (Minitrue o Miniver) manipular y destruir los documentos históricos (fotografías, libros , periódicos,… ) ajustándolos a la versión oficial de la realidad definida en cada momento por el Partido.
Es ese aspecto de manipulación de la verdad, junto con la política dictatorial bajo el paraguas del socialismo, lo que define 1984 de George Orwell.
1984 de George Orwell: Ciencia ficción no tecnológica como retrato social
Isaac Asimov en su crítica a 1984 de George Orwell rechaza que la novela sea realmente ciencia ficción por su falta de innovación tecnológica, a excepción de la televisión (usada en ambas direcciones y para el espionaje por el Gran Hermano). Sin embargo, no es el avance tecnológico el que caracteriza todas las obras de ciencia ficción. De hecho, muchas de las obras postapocalípticas (de otros autores) plantean un regreso más o menso forzado a la edad de piedra.
Quizá lo que más apoye el planteamiento de Asimov es que como obra de ciencia ficción es única en la bibliografía de George Orwell. Si revisamos esta vemos que está compuesta por gran cantidad de obras de aspecto político y social. En cuanto a la obra de ficción es más histórica e intimista o política. Según leí en una ocasión el nombre lo puso al invertir los dos últimos años del año 1948 en el que la estaba escribiendo.
Pero aunque probablemente no fuera intención de Eric Arthur Blair, el autor más conocido como George Orwell, situar 1984 entre las novelas de ciencia ficción lo hizo cuando acertó con el retrato de los peligros de la sociedad del futuro. Aunque tampoco fuera esa su intención. Lo que en origen era una critica mordaz y dura al estalinismo, en una de sus más características prácticas como es la de eliminar todo rastro de cualquier opositor eliminado cual si fuese uno de los antiguos faraones, se ha convertido con el tiempo en un retrato fiel de casi cualquier proceso de tiranización de la sociedad.
En la sociedad creada desde la guerra fría, donde la violencia es vista como algo no deseable, la verdad ha sido la primera víctima. las revoluciones no se hacen «desde abajo» sino «desde arriba». Grupos políticos e ideologías han hecho de «su verdad» el reflejo de la realidad. Tanto en los estados totalitarios como en los que se llaman democracias. Grupos mediáticos, el llamado cuarto poder, pero también las redes sociales y otras aplicaciones de contenidos se están arrogando la posesión de «la verdad». Cada vez más de difícil discrepar de lo «políticamente correcto» sin ser condenado al ostracismo social. Y eso son también aspectos totalitarios, aunque no nazcan del estado.
2 + 2 = 5
Uno de los planteamientos que hace Orwell en 1984 es hasta qué punto esa manipulación de la verdad define la realidad que percibe la sociedad. Uno de los más destacados elementos de este planteamiento es el personaje de O’Brien. Miembro del Partido de alto rango que está previamente investigando a Winston Smith y que se hace pasar por un disidente.
Criticando al partido le dice una de las frases que definen la obra: «Al final, el partido anunciaría que dos y dos hicieron cinco, y tendrías que creerlo». Sin embargo, a ello, el protagonista contrapone una de sus reflexiones, en el diario que irónicamente escribe pensando en que le enseñaría a O’Brien.
La libertad es poder decir libremente que dos y dos son cuatro. Si se concede esto, todo lo demás vendrá por sus pasos contados.
Hoy día estamos viviendo una situación en la que 1984 de George Orwell es lamentablemente profética. No en el campo matemático, todavía, pero sí en la sociedad y la opinión. Cada vez más una elite mediática domina tanto las redes sociales como los medios de comunicación de masas definen la verdad y silencian al resto. Aún no lo han conseguido, pero día a día lo intentan con mayor ahínco. Y si empiezas a investigar la ideología profunda de estos grupos poderosos encontramos en el fon la que Orwell tanto despreciaba. Eso sí es visión de futuro y hace que merezca la pena considerar 1984 de George Orwell como Ciencia Ficción.
[1] Isaac Asimov, Sobre la ciencia ficción. Traducción tomada de https://diegozpy.wordpress.com/2014/01/03/isaac-asimov-sobre-la-novela-1984-de-george-orwel/
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